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Santa Teresa de Calcuta y la oración

05/09/2022 . Formações

¡Augusta Reina!

Hoy, 5 de septiembre, la Iglesia celebra a santa Teresa de Calcuta, fundadora de las Misioneras de la Caridad, que falleció hace 25 años. En esa época, las Hermanas tenían 610 casas de misión presentes en 123 países del mundo.

Biografía

Nacida el 26 de agosto de 1910, la madre Teresa era de origen albanés y de familia católica, siendo bautizada con el nombre de Gonxha Agnes. Ya a los dieciocho años dejó la casa de sus padres para ser misionera en el Instituo de la Bienaventurada Virgen María, en Dublín, y al año siguiente fue para la India a dar clase en la escuela de su Congregación. Así vivió su vocación durante veinte años, hasta que Jesús le hizo un pedido, el 10 de septiembre de 1946: “Venga, sea mi luz. No puedo caminar solo”, revelándole la indiferencia y el desprecio con que eran tratados los pobres. Así, le hace la llamada a ser reflejo de la Misericordia para ellos, fundando las Misioneras de la Caridad.

El encuentro con el cardenal Angelo Comastri

Cierta vez, la Madre Teresa se reunió con un joven sacerdote y le preguntó cuánto tiempo rezaba por día. Ante su respuesta, la santa respondió: “Eso no basta. El amor exige lo máximo”.

En la vida de oración diaria, no se alegre de dar lo menos a Dios. De hecho, usted sufrirá la tentación de que basta hacer lo mínimo para sostenerse. Pero no se permita eso, dé lo máximo para Jesús en su vida de oración. “El amor no puede limitarse al mínimo, indispensable”. Después de todo, ¿es Él o somos nosotros los que necesitamos la oración?

También, en ese encuentro el sacerdote dice a santa Teresa: “Madre, de usted esperaba un estímulo a la caridad, una invitación a amar más a los pobres. ¿Por qué me preguntas cuántas horas rezo? Y ella responde: “¿Crees que yo podría ejercer obras de caridad si no pidiera todos los días que Dios llenara mi corazón de amor?” (…) “Lea atentamente el Evangelio y verá que Jesús también sacrificaba la caridad para rezar”. Por fin ella concluye, afirmando que “sin Dios, somos demasiado pobres para ayudar de los pobres.”

Por lo tanto, el grado de la vida de oración es proporcional al amor que tengo por el prójimo. Es decir, amaremos más a medida que recemos más y mejor. ¡Pida a Dios esa gracia! Quiera rezar más, dedique tiempo a la oración. Verá los frutos de esa práctica en su vida y en la vida de los que están a su alrededor.

¡Todo por Jesús nada sin María!

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