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Patronos y sus historias

“Por el hecho de que los habitantes del Cielo están unidos íntimamente con Cristo, consolidan más firmemente en la santidad a toda la Iglesia. Ellos no dejan de interceder por nosotros al Padre, presentando los méritos que alcanzaron en la tierra por el único mediador de Dios y de los hombres, Cristo Jesús. Por lo tanto, por su fraterna solicitud, nuestra debilidad recibe el más valioso auxilio.” (Catecismo de la Iglesia Católica n° 956)

Al comprender la importancia de la intercesión de los santos para la vida espiritual, para la caminada en la tierra y, principalmente, en cuanto al testimonio que dejan para todos los cristianos que buscan la perfección cristiana, la Comunidad Mirada Misericordiosa adoptó algunos santos como patronos, que son especialmente invocados por su fundador y también por sus miembros.

Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de la Misericordia, a quien está dedicada la Comunidad.

Patronos Celestiales: Santos Gabriel, Miguel y Rafael Arcángeles.

Santos Patronos: San Pío de Pietrelcina y los esposos San Luis y Celia Martín

Santos Copatronos: Santa Margarita Maria de Alacoque, Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Faustina Kowalska y San Juan Pablo II.

LA COMUNIDAD MIRADA MISERICORDIOSA ES DEDICADA A NUESTRA SEÑORA

VIRGEN DE GUADALUPE, MADRE DE LA MISERICORDIA

Fiesta litúrgica: 12 de diciembre

En 1531, la Virgen Santísima apareció en la colina del Tepeyac, cerca de la ciudad de México, a un indígena llamado Juan Diego (declarado Santo en 2002). Inicialmente, Juan escuchó el canto extremadamente suave de varios pájaros raros, que hizo que el indígena pensara que estaba en el cielo. Cuando el maravilloso canto celestial cesó, él escuchó una voz que decía: “mi Juanito, mi Juan Dieguito”. Era la voz de la Virgen que apareció en lo alto de la colina y se identificó como la madre del verdadero Dios y la madre compasiva de todos nosotros. La Santísima pidió a Juan Diego que fuera al obispo y narrara todo lo que él había visto y oído y, principalmente, que relatara Su ardiente deseo de que en aquella colina fuera construido su santuario. Dotado de prudencia, el obispo local pidió una señal de María Santísima a Juan, para comprobar la veracidad de lo que él relataba.

Solo en la tercera aparición, mientras Juan Diego buscaba un sacerdote para el tío muy enfermo, se le concedió la señal. La Virgen Santísima pasó la siguiente instrucción: “Presta atención hijo mío, graba en tu corazón: no hay nada que temer, no te preocupes ni te asustes; no temas esta enfermedad, ni ningún sinsabor o aflicción. ¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿Acaso no lo elegí para mí y lo tomé a mi cuidado? ¿Qué quieres más que eso? No permitas que nada te aflija y perturbe. En cuanto a la enfermedad de tu tío, no es mortal. Yo te doy plena certeza de que él está curado” (Nuestra Señora también se apareció a su tío y él quedó curado). Nuestra Señora continuó diciendo: “Hijo querido, estas rosas son la señal que vas a llevar al Obispo. Dile en mi nombre que, en esas rosas, él verá mi voluntad y la cumplirá. Cuando llegues ante él, despliega tu “tilma” (manto) y muéstrale lo que llevas”

Conforme a lo ordenado, Juan Diego soltó su manto frente al obispo, haciendo que cayeran las preciosas flores y, sobre todo, dejando al descubierto la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, que apareció milagrosamente estampada en el manto. Todos los que estaban allí y lo vieron, se arrodillaron maravillados, profundamente conmovidos y se convirtieron. El obispo, con lágrimas de remordimiento, imploró perdón por no haber cumplido de inmediato su santa voluntad y comenzó la construcción del santuario.

Además de la aparición milagrosa de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe en el manto, se notaron muchos otros hechos inexplicables. El simple tejido del manto debería descomponerse en un máximo de 20 años, sin embargo, ha permanecido intacto durante más de cuatro siglos. Los científicos han demostrado que la imagen no tiene pinceladas y que los tintes no tienen elementos químicos conocidos en la tierra. Los ojos de Nuestra Señora de Guadalupe tienen todas las estructuras microscópicas de los ojos humanos y reflejan la imagen de 13 personas, incluido el obispo. Estas y varias otras características extraordinarias de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe hacen imposible que haya sido pintada por manos humanas.

Nuestra Señora de Guadalupe fue declarada Patrona de América. Ruega por nosotros, Nuestra Señora de Guadalupe

 

PATRONOS CELESTIALES

SANTOS MIGUEL, RAFAEL Y GABRIEL ARCÁNGELES

Fiesta litúrgica: 29 de septiembre

La naturaleza de los arcángeles es espiritual, ya que fueron creados por Dios y todo su ser está orientado a hacer la voluntad de Dios. Así, y debido a su proximidad al Creador, los arcángeles son mensajeros de Él a los hombres. El significado de los nombres de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael revela su misión.

El nombre Miguel significa en hebreo: “¿Quién como Dios?”. Este fue el grito de San Miguel en la batalla contra Lucifer y los otros ángeles rebeldes. “Luego hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón. El dragón también luchó, junto con sus ángeles, pero no pudo vencer y no había más lugar para ellos en el Cielo ”. (Apocalipsis 12: 7-8). San Miguel Arcángel es un gran defensor del pueblo de Dios y de su iglesia. Es un poderoso aliado en nuestras batallas diarias contra las fuerzas enemigas, la soberbia y la ambición, además de ser un ejemplo de obediencia a la voluntad de Dios.

El nombre Gabriel, significa “Emisario del Señor” o “Dios es mi protector”. Tiene la misión de anunciar, ser el mensajero de Dios por excelencia. San Gabriel Arcángel trae buenas noticias del Altísimo desde el Antiguo Testamento – al profeta Daniel – hasta el Nuevo Testamento – anunciando el nacimiento de Juan el Bautista y Jesús. De hecho, este arcángel fue el encargado de proclamar la noticia más importante de todos los tiempos, el nacimiento del Hijo de Dios entre nosotros (Lc 1, 26ss). Nos dirigimos a San Gabriel para recibir promesas y mensajes del Altísimo para nuestra vida.

 

El nombre Rafael significa “Dios sana” o “Medicina de Dios”. Tiene la misión de traer sanación en la dimensión física y espiritual, además de su presencia que conduce a la manifestación de la Divina Providencia. El libro de Tobías informa sobre la presencia única, durante unos meses, de San Rafael entre los hombres. Durante este período, el Arcángel curó la ceguera de Tobit, liberó a la joven Sara de la presencia de un demonio que mató a sus maridos y llevó a Tobías a un viaje seguro, indicando el camino correcto. Entonces San Rafael, es portador de la curación física y espiritual enviada por Dios, actuando en la restauración de la salud de los hombres y en la liberación del mal en nuestras vidas.

Conociendo la importancia de los Arcángeles en la vida espiritual, la comunidad Mirada Misericordiosa tiene una devoción especial y una gran confianza en la protección de sus patronos celestiales.

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SANTOS PATRONOS

SAN PÍO DE PIETRELCINA (1887-1968)

Fiesta litúrgica: 23 de septiembre

San Padre Pío nació el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, Italia. Él fue el primer sacerdote en recibir los signos de la Pasión de Cristo en su propio cuerpo, siendo que la transverberación en su pecho y los estigmas en sus manos y pies fueron acogidos por el santo y permanecieron en él por 50 años. De esa forma, se puede decir que su misión era la de recibir en sí el sufrimiento de los hijos de Dios. Además, el Santo Padre Pío se dedicaba, desde el amanecer hasta mediados de la noche, al Ministerio de la Confesión, y buscaba, por medio de ese sacramento, aliviar los sufrimientos del pueblo y quitarle las cadenas del demonio. Que muchas veces atacaba al santo, que conocía la astucia del enemigo para pervertir al pueblo de Dios.

Además de los estigmas y de los muchos milagros por su intersección, el padre Pío también fue contemplado con el don de la bilocación. Entre los numerosos relatos, monseñor Luigi Orione (recientemente declarado santo) contó que en 1925 estaba en la plaza de San Pedro en el Vaticano para las celebraciones en honor a santa Teresita del Niño Jesús, cuando, sorprendentemente, el padre Pío apareció frente a él. Sin embargo, el padre Pío nunca salió del convento en San Giovanni Rotondo, desde 1918 hasta su muerte.

El cuerpo de San Padre Pío fue exhumado en 2008 y encontrado incorrupto. Actualmente está expuesto a la veneración pública en la iglesia dedicada al santo. San Juan Pablo II, al describir a San Padre Pío, concluyó: “Sobre todo, fue un religioso que amó sinceramente a Cristo crucificado. Él participó en el misterio de la Cruz”.

SAN LUIS Y CELIA MARTIN (padres de Santa Teresita del Niño Jesús) (1823-1894 / 1837-1877)

Fiesta litúrgica: 12 de julio

San Luis Martín y Santa Celia Guérin Martin, padres de Santa Teresita del Niño Jesús, se casaron el 12 de julio de 1858, en la Iglesia de Notre Dame, en Alençon, Francia. Tanto Luis como Celia se sentían inclinados a la vida religiosa, siendo que San Luis intentó ingresar en el Monasterio de San Bernardo y Santa Celia pidió admisión para las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Sin embargo, Luis no fue aceptado porque no sabía latín y Celia, de forma similar, no fue admitida, pues la Hermana superiora juzgó que ella no tenía vocación para la vida religiosa.

En los primeros meses de matrimonio, San Luis y Santa Celia vivieron como hermanos. Sin embargo, después de hablar con un sacerdote, decidieron tener muchos hijos para el reino de Dios. Celia ya deseaba esto en su corazón, pues había pedido a Dios tener numerosos hijos y que todos ellos fueran enteramente del Señor. Así que tuvieron nueve hijos (siete niñas y dos niños). Las niñas que alcanzaron la edad adulta siguieron la vida religiosa en el Carmelo (María, Paulina, Teresa y Celina) o en la Visitación (Leônia).

El hogar de la pareja Luis y Celia estaba dotado del verdadero espíritu cristiano. Además del inmenso amor mutuo, el fervor religioso y la devoción a María santísima les unían aún más. De hecho, la vida de la familia Martin estaba centrada en el amor a Dios y al prójimo. Su rutina incluía misa diaria, adoración al Santísimo y confesión frecuentes, actividades en la parroquia y vivencias de todas las prescripciones religiosas católicas. También realizaban muchas obras de misericordia: visitaban a los ancianos, ayudaban a los pobres, a los enfermos y recibían a todos. La pareja Martin invitaba a los pobres a comer con ellos y albergaban a personas abandonadas. Tales actitudes diarias de Santa Celia y San Luis enseñaron a los hijos, por ejemplo, a amar y reconocer la dignidad de todos los hijos de Dios. Las virtudes de la pareja Martin hicieron que Santa Teresita dijera: “El buen Dios me dio un padre y una madre más dignos del cielo que de la tierra.”

CO PATRONOS

SANTA MARGARITA MARIA DE ALACOQUE (1647- 1690)

Fiesta litúrgica: 16 de octubre

Margarita María nació el 22 de agosto de 1647 en Verosvres, Francia. Con tan solo 8 años, ante la muerte de su padre y la situación económica de la familia, Margarita tuvo que estudiar y permanecer en el internado de la escuela de las clarisas de Charolles.

En el silencio de los claustros, reflejando largas horas de meditación y observando el pudor y el espíritu de oración de las hermanas, Margarita sintió la llamada a la vida religiosa. En el convento, a los nueve años, debido a su temprana piedad, las hermanas le permitieron hacer su Primera Comunión. Desde entonces, las gracias y la propensión a la meditación han aumentado significativamente.

A los 11 años sufrió una grave enfermedad, que algunos decían reumatismo y otros parálisis, y puso en peligro su vida, lo que obligó a su familia a sacarla del convento y llevarla a casa de sus tíos. La enfermedad duró unos 4 años, durante los cuales Margarita se debilitó mucho y no podía caminar.

Margarita decidió consagrarse a Nuestra Señora prometiéndole que, si se curaba, sería una de sus personas consagradas. Como describió en sus memorias: “Apenas hice el voto, quedé curada de la enfermedad, con una nueva protección de la Santísima Virgen, que se apoderó tanto de mi corazón, que, mirándome como su hija, me gobernó como cosa que le había sido consagrada; me reprendió por mis faltas y me enseñó a hacer la voluntad de Dios”.

Más tarde, Margarita resistió, durante tres años, la presión de su madre y sus hermanos, que deseaban casarla. Con la ayuda de un misionero que predicaba misiones en la región, logró convencerlos de que su lugar estaba en el convento. En agosto de 1671, se convirtió en novicia y, el 6 de noviembre de 1672, hizo sus votos.

 

Desde que tenía cinco años, cuando “sin saber lo que decía, me sentía continuamente impulsada a decir estas palabras: Mi Dios, yo te consagro mi pureza y te hago voto de perpetua castidad” tuvo experiencias místicas. Sin embargo, sin duda, las más importantes ocurrieron en el convento, a partir del 27 de diciembre de 1673, cuando empezó a recibir una serie de revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús, que le correspondía a ella ser la encargada de difundir esta devoción. Las tres superioras que, cada seis años, asumían sucesivamente la autoridad en el convento de Parayle-Monial estaban convencidas de la santidad de Margarita y de la autenticidad de las revelaciones que recibió. Sin embargo, sufrió una feroz oposición dentro de la comunidad, que la trataba como una excéntrica visionaria. Su principal apoyo provino de San Claudio de la Colombière, un joven sacerdote jesuita que fue durante un tiempo confesor de las religiosas y testificó que las visiones de la Santa eran reales.

Santa Margarita María Alacoque murió joven, a los 43 años, en Parayle-Monial, Francia, el 17 de octubre de 1690. Fue beatificada el 18 de septiembre de 1864 por el Papa Pío IX, y su canonización tuvo lugar en 1920, bajo el pontificado del Papa Benedicto XV.

SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS (1873-1897)

Doctora de la Iglesia y Patrona de las Misiones

Fiesta litúrgica: 1 de octubre

María Francisca Teresa Martin nació el 2 de enero de 1873 en la ciudad de Alençon (Francia) en un auténtico hogar cristiano. Hija de San Luis y Santa Celia Martin, pareja que vivió con intenso fervor religioso y profunda devoción a Nuestra Señora. Teresa poco convivió con su madre, que falleció cuando ella tenía solo 4 años y medio. Sus hermanas ayudaron al padre en su crianza y formación cristiana. Paulina, una de sus hermanas, enseñó a Teresa desde pequeña a considerar su alma como “un jardín de delicias, en el que hay que cultivar las flores de virtudes que Jesús vendrá a recoger en su primera visita”.

Teresa acompañaba a sus hermanas iniciando la vida religiosa, lo que aumentaba en ella el deseo de ingresar también en el Carmelo. Su padre le concedió ese permiso, pero era necesario que ella cumpliera quince años. Tan pronto como los cumplió, a pesar de su corta edad, Teresa presentó al Papa León XIII su solicitud de ingresar en la vida religiosa.

Aun antes de entrar en el Carmelo, Teresa ya sentía un profundo amor por las almas y ofrecía sacrificios por la conversión de los pecadores. Un ejemplo de ello fue cuando, en 1887, oyó decir que un hombre había sido condenado por el brutal asesinato de dos mujeres y un niño. Rezó fervientemente e hizo sacrificios por la conversión del asesino y para que su alma pudiera ser salvada. A pesar de su condena, no mostró ningún remordimiento, pero en el momento de su ejecución, se aferró a un crucifijo y lo besó tres veces.

A los 15 años, Teresa recibió la autorización del Obispo e ingresó en la Orden de las Carmelitas Descalzas en Lisieux y a los 16 recibió el hábito y el nombre de Teresa del Niño Jesús y del Sagrado Rostro.

Comenzó, entonces, su aventura y experiencia espiritual en el Carmelo que la llevó a entregarse al amor de Jesucristo y a abandonarse en una entrega confiada en las manos del Padre. Así, a los 21 años adoptó la “Pequeña Vía”, la infancia espiritual del cristiano y descubrió la alegría de ser pequeña y de reconocerse pequeña delante de Dios, creyendo que Él se agrada de quien se hace humilde y simple en la forma de vivir, haciendo todo con amor y por amor a Jesús.

Un año después, demostró también su intercesión y cuidado por las almas consagradas cuando escribió esta oración: “Padre Eterno, una vez que me has dado como mi herencia el adorable Rostro de tu Hijo Divino, te ofrezco este Rostro a Ti y te imploro, a cambio de esta moneda de valor infinito, que perdones la ingratitud de las almas dedicadas a Ti y que perdones a todos los pobres pecadores.”

En ese abandono y amor filial, Teresa del Niño Jesús entregó su alma el 30 de septiembre de 1897, con solo 24 años, después de una larga enfermedad de tuberculosis.

Son de los últimos días de su existencia estas memorables palabras: “Nunca he dado a Dios sino amor y con amor también me recompensará. Después de mi muerte haré caer una lluvia de rosas. Siento que está llegando la hora de cumplir mi misión de hacer amar a Nuestro Señor como lo amo… de dar a conocer mi pequeño camino a las almas. Quiero pasar mi cielo haciendo el bien sobre la tierra”.

En 1925, fue canonizada por el Papa Pío XI y, después de su canonización, fue conocida como Teresita del Niño Jesús. Dos años después, fue nombrada Patrona Universal de las Misiones Católicas y, en 1997, proclamada Doctora de la Iglesia por el Papa Juan Pablo II.

El libro “Historia de un alma” muestra que en la vida de Santa Teresita del Niño Jesús se puede encontrar una perfecta armonía en las virtudes que adornan su alma y el secreto que la hicieron tan agradable a los ojos de Dios. La humildad, la sencillez, la abnegación de sí misma, el espíritu de sacrificio, un amor sin límites a Nuestro Señor Jesucristo y una confianza sin reservas en Dios.

SANTA FAUSTINA KOWALSKA (1905-1938)

Fiesta litúrgica: 5 de octubre

Santa Faustina Kowalska era polaca natural de la ciudad de Gogowiec. A los siete años de vida, escuchó la voz de Jesús por primera vez, llamándola a la vida religiosa. Sin embargo, incluso a los 18 años de vida, la Santa no tuvo apoyo de sus padres para ingresar en la vida consagrada, haciendo que ella desistiera de ese llamado. Entretanto, Jesús se le aparece nuevamente según lo narrado en su Diario: “En una ocasión, yo estaba con una de mis hermanas en un baile. Mientras todos se divertían de verdad, mi alma sentía tormentos interiores. En el momento en que comencé a bailar, de repente vi a Jesús a mi lado, Jesús sufriente, despojado de Sus vestiduras, todo cubierto de llagas y que me decía estas palabras: ‘Hasta cuando tendré paciencia contigo y hasta cuando tú me decepcionarás? ‘. En ese momento paró la música animada, no vi más a las personas que estaban conmigo, solo Jesús y yo permanecimos allí”. Luego me alejé discretamente de los que me acompañaban y fui a la catedral de S. Estanislao Kostka. Sin prestar atención a nada de lo que ocurría a mi alrededor, caí boca abajo ante el Santísimo Sacramento y pedí al Señor que me diera a conocer lo que debía hacer a continuación. Entonces oí estas palabras: «Ve inmediatamente a Varsovia y allá entrarás en el convento’. Terminada la oración, me levanté, fui a casa y arreglé las cosas indispensables. De la manera que pude, le conté a mi hermana lo que había sucedido en mi alma. Le pedí que se despidiera por mí de mis padres y así, solo con la ropa del cuerpo, sin nada más, vine a Varsovia” (Diario, 9 y 10).

En 1924, la Hermana Santa Faustina ingresó en la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia y, ya en el primer año del noviciado, tuvo muchas experiencias místicas y apariciones de Jesús, que instruyó y recordó a la humilde religiosa sobre el gran misterio de la Divina Misericordia. El Diario escrito por Santa Faustina describe con detalle sus numerosos encuentros con Jesús Misericordioso. Con la lectura de estos escritos, también los lectores experimentan el consuelo y la inmensidad de la Divina Misericordia, obteniendo coraje para acercarse al Señor.

Santa Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, inmersa en el amor de Dios y llena de sensibilidad a la miseria humana, ofreció su vida en sacrificio por las almas de los pecadores, pasando por innumerables sufrimientos. San Juan Pablo II la canonizó el 30 de abril de 2000. Así, por medio de Santa Faustina y San Juan Pablo II la devoción a la Divina Misericordia se difundió grandemente por todo el mundo.

 

SAN JUAN PABLO II (1920-2005)

Fiesta litúrgica: 22 de octubre (aniversario del inicio de su pontificado)

Karol Józef Wojtyla nació el 18 de mayo de 1920. El primer sonido que oyó el recién nacido fue la alabanza a Nuestra Señora, tocada por las campanas de la iglesia, lo que probablemente originó el gran amor de San Juan Pablo II a la Virgen María.

A los seis años, Lolek, como Juan Pablo II cariñosamente era llamado por la familia, comenzó sus estudios y, diariamente, antes de ir a la escuela, acompañaba a sus padres a la misa. Después de la escuela, su madre leía las historias de la Biblia. Sobre ese período, una vez Juan Pablo II comentó: “Recuerdo cómo aprendí, desde la infancia, con mi familia, a rezar y a confiar en Dios.” A los nueve años hizo la primera comunión y su madre falleció en un parto. Su padre decidió, entonces, jubilarse para cuidar de sus hijos.

A los once años, un profesor de escuela pública, el padre Edward Zacher, además de religión, enseñó a sus alumnos que el conocimiento, teniendo como base la verdad, no puede excluir a Dios y lleva al hombre al camino de la humildad ante el Creador. Fue con este profesor que Lolek comenzó a gustar de la literatura polaca, poesía y teatro, además de haber aprendido, con facilidad, latín y griego. Era reconocido, por sus maestros, por ser educado y estudioso, y por sus amigos, por ser tranquilo y divertido.

En agosto de 1938, Lolek se mudó con su padre a Cracovia para estudiar filosofía en la universidad. Allí aprendió 12 idiomas, de los cuales nueve usarían frecuentemente como Papa. A los 19 años, escribió su primer libro de poesía: “Salmo Renaissance”, que no pudo ser publicado debido a la guerra.

En 1941, su padre murió y Karol quedó solo, sin su familia. Con la muerte de su padre, el cierre de la universidad y el horror de la Segunda Guerra Mundial, que había comenzado en 1939, pensó: “Muchos de mis amigos perdieron sus vidas en esa guerra. ¿Por qué yo no?” y oyó una luz: “¡El Señor quiere que yo sea un sacerdote!”.

En 1942, comenzó a participar en el seminario clandestino dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha, donde completó sus estudios. Fue ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1946.

En 1951 se dirigió al pueblo de Niegowic, a 15 km de Cracovia. Al llegar allí, hizo un gesto que marcó su pontificado, se arrodilló y besó el suelo, un gesto tomado de San Juan María Vianney.

 

En 1958, a los 38 años, se convirtió en el obispo más joven de Polonia. Eligió el lema “Totus Tuus” en relación a la Virgen María. En 1962, el Papa Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II, cuya participación del obispo Karol Wojtyla contribuyó para dos de sus productos más importantes, la Dignitatis Humanae y Gaudium et Spes.

El 16 de octubre de 1978 fue elegido Papa. Fue el primer Papa nativo de un país comunista, el primero no italiano desde 1522 y el más joven (58 años) desde 1846. Eligió el nombre de Juan Pablo II en honor a su predecesor y rompió tradición por aparecer al público en el balcón de la plaza de San Pedro después de su elección. Al igual que su predecesor, rechazó la coronación papal tradicional.

Su entronización solemne en el ministerio petrino tuvo lugar el 22 de octubre de 1978 y su pontificado duró 26 años y cinco meses, siendo el tercero más largo de la historia de la Iglesia católica. El más largo fue el de San Pedro Apóstol, que lideró la Iglesia cerca de 37 años y el segundo es el pontificado del Papa Pío IX, que gobernó la Iglesia durante 31 años y 7 meses.

Fue también conocido como el Papa de la Jornada Mundial de la Juventud, ya que instituyó en 1985 este evento religioso que reúne a millones de católicos en todo el mundo, principalmente jóvenes, difundiendo las enseñanzas de la iglesia.

El 2 de abril de 2005, el mundo se entristeció por la noticia de la muerte del Papa Juan Pablo II. Su cuerpo fue sepultado en la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano.

La beatificación de Juan Pablo II fue presidida por su sucesor, el Papa Benedicto XVI, en Roma, el 1 de mayo de 2011. Su canonización tuvo lugar junto a San Juan XXIII en un domingo dedicado a la Fiesta de la Misericordia, el 27 de abril de 2014, en presencia del Papa Francisco y el Papa Emérito Benedicto XVI.

 

SANTOS LLAGADOS

La Comunidad también tiene especial devoción a los santos llagados por la unión espiritual que ellos inspiran a la Pasión del Señor y a Su Misericordia.

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