¡Augusta Reina!
En el 22 de mayo, la Iglesia celebra el día de Santa Rita de Cássia, conocida como la patrona de las causas imposibles, la protectora de las viudas y la santa de las rosas. Esposa, viuda y luego monja, nos da el ejemplo de que nuestro estado de vida nunca es obstáculo para la santidad.
Biografía
Nació por el año 1381, Margarita Lotti, cariñosamente llamada “Rita”, era de origen italiano; más precisamente de Roccaporena un pequeño pueblo de Umbría. Sus padres eran campesinos piadosos que al darse cuenta de las necesidades que tenían la enviaron a Casia, donde recibió educación escolar y religiosa de los agustinos.
Desde muy joven recibió el llamado a la vida religiosa, sin embargo, sus ancianos padres la prometieron en matrimonio con Paulo Ferdinando de Mancino cuando ella tenía alrededor de 17 años. La santa no se opuso y confió en el juicio de sus padres, y fielmente se ofreció en matrimonio. En su vida familiar fue una esposa entregada y una madre llena de celo y a pesar de la rudeza con que era tratada por su esposo, siempre mostró piedad y el deseo de ser apóstol en el hogar, no por casualidad, se dice que Paulo se fue volviendo cada vez más dócil hasta su muerte.
Más tarde, sus hijos Giangiacomo Antônio y Paulo Maria, se enfermaron por causa de la peste que asoló la región. La santa se consoló al darse cuenta de que las almas de sus hijos se salvaron de la venganza por la muerte de su padre asesinado por involucrarse en facciones políticas.
En el seno de la familia había cumplido su misión. A partir de entonces, su primera vocación encontró una ocasión favorable. Rita, de 36 años, volvió a encontrarse con los agustinos, ahora con una petición para hacerse monja. A pesar de las dificultades que tuvo con las disputas políticas en las que se vio envuelto su marido, sus oraciones fueron escuchadas y cesaron las revueltas de las familias que promovieron la muerte de Paulo de Mancino, el Monasterio de Santa Maria Madalena de Cássia la recibió.
La obediencia y la vid seca
fueron modelo de obediencia, lo fue demostrando en su matrimonio; pero fue en su vida religiosa que Santa Rita de Cássia alcanzó la plenitud. En el monasterio como monja debía comportarse de acuerdo con la jerarquía y la disciplina. Siguiendo este concepto su superiora para asegurarse de que Rita entendiera que su adhesión a las autoridades era un servicio al mismo Dios que se vale incluso de los malos líderes para realizar su obra, puso a prueba su humildad: pidió, como un deber diario que regara una rama seca y sin vida, probablemente de una vid.
Resuelta en cumplir austeramente la orden, por extraño que pareciera, ella no pasaba un día sin cuidar con celo aquella rama, esperando agradar a Dios cumpliendo con amor la misión asumida en el monasterio. Fue blanco de burlas, fue puesta a prueba, pero no dejó de ser obediente. Hasta que la misericordia de Dios operó sus misterios, en una situación hasta entonces trivial y sin importancia, dejando claro que nada es pequeño si se hace con amor, como decía santa Teresa.
Con el paso del tiempo, lo que parecía sin sentido y sin vida, respondió al amor que le dedicó aquella viuda humilde, que ni siquiera tenía valor ante aquellas monjas llenas de experiencia que no reconocieron su santidad; el palo que estaba marchito cobró vida, empezaron a brotar hojas sorprendiendo todas las hermanas, que luego vieron aquel milagro convertirse en una gran vid.
En la vida espiritual se mantiene esta lógica, reguemos nuestros sarmientos secos con el amor de la obediencia, que tarde o temprano brotará en nosotros la gran vid de la santidad, que dará fruto para nosotros y para las demás generaciones. Nunca menospreciemos ni subestimemos los mandamientos que recibimos en nuestro diario vivir, son los que nos llevan al cielo, son las migajas de Dios dejadas como pistas del paraíso, que sin la mirada sobrenatural no son más que basura en el suelo.
Santo Chagada, Santa de lo Imposible.La especial devoción que la comunidad Mirada Misericordiosa tiene por los santos llagados le da a Santa Rita de Cássia mayor cariño y veneración, después de todo al pedirle a Jesús que participara en su Pasión, recibió la herida de la corona de espinas que le pusieron a Cristo en su frente que permaneció durante 15 años.
Y aún en este momento de florecimiento espiritual, existe la historia del pedido que su prima le hizo en un riguroso invierno, en un día de visita en el monasterio cuando el árbol de la casa de su padre no podía dar fruto por la estación en la que se encontraban, pero aún así pidió 2 higos y una rosa del jardín. La prima, en ese momento sólo por complacencia no contestó, a pesar de llevar en su conciencia la imposibilidad de tal petición. Pero Dios, en otro detalle más del amor a nuestra venerable Rita, permitió que sucediera otro milagro a través de su fiel hija. Este pedido de Rita, se supo más tarde, era una pregunta que le había hecho a Dios sobre la entrada de sus hijos y esposo al Paraíso. Una vez que recibió 2 higos para sus hijos y una rosa para su esposo, la respuesta positiva la consoló profundamente.
Por lo tanto, Dios nota nuestra fidelidad. Él, siendo fiel y justo, nos da toda la Gracia que necesitamos para merecer un día llegar a la patria eterna. Santa Rita de Cássia nunca necesitó consuelo ni tranquilidad para ser fiel en lo poco, y en su bondad, el Creador recibe con alegría a los hijos que corroboran para que se realicen sus planes. Seamos también barro en manos del alfarero, dejémonos moldear como Santa Rita, no ofrezcamos resistencia a los contratiempos de la vida, ¡sino que en todo momento Él nos da oportunidades para la santidad!
¡Todo por Jesús nada sin María!