Nuestra Señora de Lourdes – 11 de febrero

“Un día fui con dos chicas a la orilla del río Gave a buscar leña. Escuché un ruido, me volví hacia el prado, pero no vi movimiento en los árboles. Levanto la cabeza y miro dentro de la gruta. Entonces vi a una señora vestida de blanco; Lleva un vestido blanco, con un cinturón azul claro alrededor de la cintura, y una rosa dorada en cada pie, le da el hilo del rosario que traza”.

(De una carta de Santa María Bernarda Soubirous, virgen)

En aquella ocasión de la aparición, la Bella Señora le dijo a Bernardita, en francés: “Je suis I’Immaculée Conception” [Yo soy la Inmaculada Concepción]. Allí, la Virgen María confirma que el pecado original sí existió, pero que no la tocó, un dogma que el Papa Pío IX había proclamado cuatro años antes.

En esa misma cueva, Santa Bernardita excavó el suelo y de allí apareció una fuente de agua. También se construyó un santuario a pedido de la Santísima Virgen y, allí, las aguas conocidas para curar a los fieles y devotos todavía fluyen allí hoy.

¡TODO POR JESÚS, NADA SIN MARÍA!