El carnaval es una fiesta popular que surgió en la antigüedad con el fin de celebrar a los dioses.
paganos y la naturaleza. Las noticias más antiguas de lo que ahora llamamos “Carnaval” se remontan al
siglo VI antes de Cristo.
Varios autores explican que el nombre Carnaval proviene del latín “carne vale”, es decir, “adiós carne” o
“despedida de la carne”, lo que significa que en Carnaval se consideraba el consumo de carne
lícito por última vez antes de los días de ayuno de Cuaresma. Otros estudiosos recurren a
expresión “carnem levare”, suspender o retirar la carne.
El Papa San Gregorio Magno (590-604) habría dado el último domingo antes de la Cuaresma
(Domingo da Quinquagésima) el título de “dominica ad carnes levandas”, lo que habría generado
“carnaval”.
La Iglesia no instituyó el Carnaval, pero reconociéndolo como un fenómeno existente, buscó
subordinarla al Evangelio. Por eso la colocó como la última fiesta antes de la Cuaresma en
su calendario para que, antes del tiempo de penitencia en el que Cristo, ayuno en el desierto donde se privó de las necesidades del cuerpo, los cristianos pueden tener un período de alegría y fiesta lícitos dados por Dios.
La alegría es un don de Dios como cristianos debemos cultivarla, pero lo que hace mucho tiempo
Que se observa en las “alegrías del carnaval” son los excesos cometidos y la permisividad practicada
por juerguista(Juerga: diversion animada donde se comenten excesos)
El Señor se complace mucho en ver a sus hijos gozar de felicidad, sin embargo, el Carnaval está casi
siempre la distorsión de los valores y moral. Siendo un período en el que se cometen muchos delitos para
Dios.
La vigilancia y oración de un cristiano temeroso del Señor lo fortalecerán para poder alejarlo de las fiestas.
que incitan a la promiscuidad, adulterio a embriaguez y toda clase de disolución a la moral.
Seamos cristianos virtuosos expresando nuestro gozo en formas que incluyan a Jesús en nuestra celebración.
Tomemos la misión de ser un canal de gracia para nuestros hermanos, y no un canal o causa de ofensas.
Comprometiéndonos con el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María.
San Pablo nos exhorta: “Todo me está permitido, pero no todo es provechoso. Todo me está permitido, pero
No me dejaré dominar por nada”. (1Cor 6,12).
“¿Cómo se celebrare mi carnaval?”
Dios nos bendiga y esté presente en nuestra fiesta.
“¡Todo por Jesús, nada sin María!”