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AÑO LITÚRGICO

03/12/2021 . Formações

EL AÑO LITÚRGICO SE PUEDE ENTENDER CON UN CALENDARIO RELIGIOSO EN EL QUE VIVIMOS LOS PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN.

El Año Litúrgico comienza con el Primer Domingo de Adviento y termina con el Último Sábado del Tiempo Ordinario, que es la víspera del Primer Domingo de Adviento, es decir, comienza y termina cuatro semanas antes de Navidad. Se basa en las fases de la luna. En el Concilio de Nicea, en 325, se determinó que la Pascua cristiana se celebrara el domingo siguiente a la luna llena, después del equinoccio de primavera. El año litúrgico se compone de dos grandes ciclos: Navidad y Pascua. Junto a ellos hay un largo período de 34 semanas llamado Tiempo Ordinario.

Se divide en año A, B y C. Esta división se hace por un tema pedagógico para que las lecturas leídas los domingos se vuelvan a leer después de tres años. En la liturgia dominical se leen dos lecturas, una del Antiguo Testamento y otra del Nuevo Testamento, acompañadas del Salmo y el Evangelio. En esta división, cada evangelio tiene su propio lugar único. En el año A se lee el Evangelio de San Mateo; en el año B se lee el Evangelio de San Marcos; en el año C se lee el Evangelio de San Lucas. En cuanto al Evangelio de San Juan, se lee de forma particular en ocasiones especiales, es decir, fiestas y solemnidades.

Por eso es tan importante que cada uno participe asiduamente de los tres ciclos litúrgicos – A, B y C – para que se pueda tener una visión general de toda la Sagrada Escritura. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que “el ciclo del año litúrgico y sus grandes fiestas son los ritmos fundamentales de la vida de oración de los cristianos” (n. 2698).

La liturgia de cada período litúrgico relata una parte de la vida de Jesús. El comienzo, en ADVIENTO, estamos invitados a meditar sobre la primera venida de Jesús y prepararnos para la segunda venida, la definitiva. En este momento se nos invita a meditar que la humanidad de Jesús es la misma que la nuestra y que, por tanto, debemos rogar para que seamos transformados interiormente por Él para que, como Él lo hizo, superemos el pecado. En TIEMPO COMÚN se medita sobre la vida pública de Jesús y su misión como Hijo de Dios. El ápice de todo tiempo litúrgico es la Fiesta de la PASCUA, llamada “fiesta de las fiestas”, “solemnidad de las solemnidades”, donde celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y estamos llamados a renacer en Cristo. El final es con la FIESTA DE CRISTO REY DEL UNIVERSO, esperanza de la victoria final, porque Jesús reinará sobre todas las naciones.

En el año litúrgico la Iglesia venera también a la Santa Madre de Dios, María Santísima, que por un vínculo indisoluble está unida a la obra salvífica de su Hijo. La Iglesia también conmemora a los Mártires y a los Santos, proclamando el misterio pascual en quienes padecieron con Cristo y son glorificados con Él. Es importante resaltar las palabras de Pablo VI ,Un vínculo indisoluble a la obra de su Hijo, así como la memoria de los santos, entre los que se encuentran los cumpleaños de nuestros mártires vencedores brillan con especial esplendor, no se oponen en modo alguno a la celebración del misterio de Cristo. En efecto, las fiestas de los Santos anuncian las maravillas de Cristo en sus siervos y ofrecen a los fieles ejemplos adecuados para ser imitados ”.

PALABRAS DE NUETRO SIERVO FUNDADOR

Cuatro días para terminar la Cuaresma de San Miguel, viviendo las alegrías de la fiesta de San Pedro Pío y haciendo la novena de Santa Teresa del Niño Jesús. Agosto, septiembre y octubre son meses que nos llevan a profundizar en el carisma Mirada Misericordiosa. Pero no podemos olvidar que el centro litúrgico del año es la Pascua (…). Fiestas litúrgicas a las que debemos dar toda la importancia a: 1) Pascua (con Semana Santa bien vivida) – es la fiesta litúrgica central del calendario litúrgico. 2) Navidad (también se sugiere Novena). 3) Pentecostés (también se sugiere la novena). 4) Cuaresma bien aprovechada; No podemos dar más importancia a la Cuaresma de San Miguel que a la Cuaresma durante el tiempo litúrgico. 5) Inmaculada Concepción (8 de diciembre).

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