14 de agosto – Día de San Maximiliano María Kolbe
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En una sociedad marcada por las consecuencias del egoísmo el testimonio del santo de hoy es un antídoto para nosotros, hablamos de San Maximiliano María Kolbe, el “Loco de la Inmaculada”. Nació en Polonia en 1894 en el seno de una familia devota de la Virgen María, según los biógrafos ella se le apareció cuando era un niño y le pidió que eligiera entre las dos coronas que llevaba; la blanca significa perseverancia en la vida casta, y el rojo el martirio. Seguro de la protección de María Santísima a quien llamó de Inmaculada, eligió a ambas.
A los 14 años ingresa en el Seminario Menor de los frailes del convento y años más tarde es enviado a Roma para terminar sus estudios. En 1914 hizo su profesión solemne, en 1917 fundó la Asociación Apostólica Milicia de María Inmaculada. Conocidos como los Caballeros de la Inmaculada, la misión de la Asociación era rezar por la conversión de los pecadores, incluso los enemigos de la Iglesia, y la santificación de todos sus miembros.
De regreso a Polonia en 1919 inauguró el Periodico caballeros de la Imaculada y construyó la Ciudad de María; un complejo de espiritualidad, vocaciones y apostolados de evangelización. Sin embargo, lamentablemente con la Segunda Guerra Mundial, en 1941 el lugar fue invadido por la policía nazi, que se llevó al P. Kolbe y a otros cuatro frailes ancianos en prisión al campo de exterminio de Auschwitz.
Un día, ante la desesperación de un hombre de familia condenado al “búnker de la muerte”, en un subterráneo donde los arrojaron desnudos y se quedaron sin bebida ni comida, esperando la muerte, el padre Kolbe pidió que lo aceptaran en su lugar, y le fue concedido.
En un lugar que apestaba a muerte, se escuchaban sonidos, así como gemidos, gritos y llantos; en esos días se escuchaban cánticos y oraciones. El búnker se convirtió en la capilla del padre Kolbe, quien permaneció sereno y radiante allí durante tres semanas antes de ser asesinado con una inyección letal de ácido muriático.
En este día, pidamos su intercesión: San Maximiliano María Kolbe, ¡ruega por nosotros!
