San José: El hombre al que Dios llamaba padre

San José, el santo que ocupa el mayor espacio del magisterio pontificio, ya había sido presentado por el Venerable Pío XII como “Santo Patrono de los trabajadores” y por San Juan Pablo II como “Guardián del Redentor”.

Además de ser invocado como “Patrón de la buena muerte” (CIC 1014), el Papa Francisco lo conoce como “el hombre que pasa desapercibido, el hombre de discreta y oculta presencia diaria: um intercesor, un apoyo y un guía em tiempos de dificultad”.

San José es descrito por el Papa Francisco como un padre amado – convirtiendo “su vocación humana al amor doméstico em la oblación sobrehumana de sí mismo, su corazón y todas las habilidades en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su hogar”; padre en ternura – “la historia de salvación se realiza a través de nuestras debilidades” y “si esta es la perspectiva de la economía salvadora, debemos aprender a aceptar, con profunda ternura, nuestra debilidad”, entonces la ternura es “la mejor manera de tocar lo que es frágil en nosotros”; padre en obediencia – em todas las circunstancias de su vida, cuando Dios le reveló sus designios a través de los sueños, José sabía cómo pronunciar su “fiat”, sin dudarlo o cuestionar sobre las dificultades que encontraría; padre em la acogida – dando la bienvenida a María sin poner condiciones José es valiente y fuerte, mostrándonos que “la aceptación es la manera en que el don de la fortaleza que nos llega del Espíritu Santo se manifiesta en nuestra vida”; padre con coraje creativo – apareció cuando se encontro con las dificultades, descubriendo recursos que no imaginaba poseer, salvando a el Niño y a su madre de situaciones difíciles, siempre confiando en la Providencia; padre trabajador – “con él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer pan fruto de su propia obra”; y padre en la sombra – al ser “para Jesús la sombra en la tierra del Padre celestial: cuidarlo, protegerlo, seguir sus pasos sin salir nunca de Él.”