Los valles, en la Sagrada Escritura, son lugares marcados por batallas, pero también por grandes victorias, por enfrentamientos y encuentros inolvidables, tanto por el trabajo como por el descanso.
¡Y en los Valles de la Misericordia no es diferente!
Quienes han estado allí dan testimonio de que el Valle es un lugar propicio para encontrarse y reestablecerse en la vida, porque de la experiencia con la Misericordia de Dios, que es amor en fruto, todo se transforma y se reconstruye.