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Coronilla de la Divina Misericordia

“El miembro de la Comunidad Mirada Misericordiosa busque crecer en la intimidad con la misericordia del Padre clamando al Señor Jesús y a Su Misericordia a través de la oración diaria del Rosario a la Divina Misericordia, especialmente delante y por los agonizantes. Debe ser rezado fuera de las 15 horas (tres horas de la tarde) para en este horario priorizar la oración del Vía Crucis”.

En el diario de Santa Faustina del 811 dice:

“Cuando entré en mi habitación, escuché estas palabras: Defiendo a toda alma que recite este Rosario en la hora de la muerte, como si fuera mi propia gloria, o cuando otros lo recitan junto a un agonizante – ellos obtendrán la misma indulgencia. Cuando recitan este Rosario junto a un agonizante, se aplaca la ira de Dios, la misericordia insondable envuelve el alma y se abren las entrañas de Mi misericordia, movidas por la dolorosa Pasión de Mi Hijo”.

Padre Nuestro: Padre Nuestro que estás en el cielo, Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también  nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amen

Ave María: Dios te Salve María llena de eres de gracia, el Señor está contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen

Credo: Creo en Dios Padre Todopoderoso creador del cielo y de la tierra, creo en Jesucristo su único hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso y desde allí vendrá a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos, en el perdón de los pecados y en la vida eterna. Amen

En las cuentas grandes:

 “Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo, en propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.”

 En las cuentas pequeñas: (decenas)

“Por Su Dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”

 Al terminar las cinco decenas, se procede a decir tres veces:

“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

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